Ciudad profunda, que te toque hoy sin el fuego de tu originalidad y tu partida no es arte de la invocación de algún anillo de la sagrada fuente de tus ríos, mas sí lo es del encuentro del pez con la incógnita del océano. Insignificante es tu nombre para las analogías compuestas desde la escalera: geografía aparecida de la piedra que transita desde el juego al invisible basurero; veredas asediadas por el viento aguardan a esa, la otra región de figura embriagadora que entona melodías sobre el vidrio de sus islas. Augusta lentitud de tu subida conmemoran los ángeles que te propagan real aún cuando la filiación de tu casta se divida entre el intento y la mentira, mostrando papeles de letras perdidas que por no hablar de ti se pierden en ceniza.
domingo, 7 de febrero de 2010
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