domingo, 7 de febrero de 2010

Lo que del tiempo es

Centelleas por un tiempo y te atas al brillo.
Modernos salones recorres y antiguas maravillas te hablan,

te invitan. Y sabes como confundirlos, confundiendo el placer.
Caminas y tocas lo que del tiempo es para saber que no estás ahí.
Entonces te elevas y todo desaparece: el brillo ha absorbido
cada viento pasajero. Brisa celeste, azul marino, blanco...
No hay actitud que te defina. Ausente rostro me recuerda
el lugar que permanente ha de ser visitado. Asistir no puede sin zapatos
apropiados. Lujosos y raídos los descubro.
Encima del ascensor debo ubicarme, sobre cúpula muy fina.
Mis zapatos no deben estropearla. No sé usarlos.
La calidad del paso se impone ante la abundancia. Laboratorio
donde observar la sangre mas fina,
azul tal eres que por mí no eres permitida.
Mañana tal vez a visitarte vuelva,
cuando todos duerman.

No hay comentarios:

Publicar un comentario