domingo, 7 de febrero de 2010

Pluralidad

Ojo oculto
del profundo bosque tu mano me convida al juego,
de la decapitación puede ser;
del abandono del cada palabra ya ha sido.
Callado eres ahora; aún entre antiguos animales
que no pueden desaparecer, puedo escucharte.
Muchos lustros perdido habías mis talones y
el polvoriento templo contorneábase ausente.
Entre letra y número abundante mano anciana
tocada por tu tiempo sobre ti me precipito ahogada.
Habitas esas cuevas donde el verdadero río, el que alimenta
sabia del mar se confunde conmigo.
Todo el otro, el pacífico mar, vive de mí exorcizada el dialéctico
y espejado hastío.
Debe ser domingo para ti el día perdido, con alas lo he visto
partir dentro y a voces reírse para despertar a todo frío
tierra de nubes jamás anegada aún,
tras diluvios pretendida imagen trastocada sigues
voces equivocada ruta del poniente.

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